sábado, 11 de enero de 2014

Colegialas contra zombies.

En una entrada anterior comenté lo fácil que tenían los mangakas japoneses para poder publicar cosas increíbles. Es el caso de la serie cuyo vídeo subo a continuación, que nunca se podría hacer una producción así en nuestro país, porque se supone que los dibujos animados tienen que ser cosa de niños, y por lo tanto, no se puede mezclar erotismo con terror.


"La Asesina Escarlata" es una novela que va sobre esta línea, a excepción de que yo mezclo erotismo con ciencia ficción.

lunes, 6 de enero de 2014

La estatua de Valle-Inclán.

En mi época de universitario de Santiago de Compostela, hubo una temporada que tenía que comer fuera del piso, para cumplir con las exigencias del horario lectivo. Mi lugar preferido para comer fuera, era en la Alameda, en uno de esos bancos que miraban al casco viejo de la ciudad, situados de tal manera, que daban la espalda un camino de tierra del parque.
Pues bien, en la otra orilla de esa senda, están colocados varios bancos, también mirando hacia el casco viejo. Y en uno de esos bancos, instalaron la estatua de Ramón María del Valle-Inclán, uno de los escritores históricos de nuestra literatura.
Y en uno de esos días en los que disfrutaba, mientras comía, de la presencia imponente de la catedral, que se asomaba por encima del mar de tejados de las casas del casco viejo de la ciudad, oí unas vocecitas a mi espalda, justo donde se encontraba la efigie metálica del literato.
Allí, unos niños de primaria se había acercado a la estatua para insultarla, en un acto de protesta por haber tenido que leer los textos del susodicho autor en alguna de sus clases de lengua española, tachándolas de aburridas...
Fue una escena que me caló hondo, y que recuerdo hoy en día, que estoy peleando por acercar mi obra al gran público.
Pues creo que lo peor que podría pasarme, es que algún día me consagre tanto en esto de ser escritor, que lleguen a hacerme una estatua, y el día de mañana, cuando ya hubiera sufrido ese obligado trance de pasar a mejor vida, un niño se acerque a mi efigie inmortal y me insulte porque lo que leyó sobre mí en clase le resultó aburrido.
Entiendo que en los tiempos de Valle-Inclán había menos gente que sabía leer, y que estas pocas personas eran los intelectuales inquietos de su época (hoy en día, los llamarían frikis). Eran años en los que había que escribir para satisfacer la inquietud de estos intelectuales.
Sin embargo, los insultos de ese niño dejaron marca en mi propia alma, y por este motivo, solamente escribo un relato si me divierto con esa tarea, porque así, me aseguro de que el lector también se va a divertir leyendo mi historia.
Y con este espíritu escribo relatos como "La Asesina Escarlata". Puede que esta novela sea un poco brutal para el público infantil, pero no es así en todos sus párrafos. Si algún día llegan a publicar un extracto de mis obras en un libro de texto del futuro, me quedaré con la conciencia tranquila, seguro de que los infantes de las futuras generaciones van a disfrutar de esa lectura.
De hecho, tampoco creo que los sesudos escritos de los autores de la literatura española clásica sean actos para el público infantil. Y lo digo yo, que todavía me acuerdo de lo difícil que me resultó en su día entender el concepto de "esperpento" del ilustre Valle-Inclán.

viernes, 3 de enero de 2014

Coacción a la libertad creativa.

Soy un aficionado al manga. Adoro esas delicias que nos llegan a cuenta gotas desde oriente, esas historias fantásticas, con chicas guapas, monstruos horripilantes y peripecias un tanto inverosímiles.
Siempre intenté impregnar mis relatos con este espíritu creativo, donde el único límite posible es la imaginación del propio autor. Sin embargo, mostrarse tan creativo en occidente (es decir, en España), puede ser un gran lastre para el autor a la hora de encontrar editorial o lectores.
Pues algo que se busca en occidente a toda costa, es que las historias tienen que estar protagonizadas por personajes con que se puedan identificar con el más común de los mortales. Es una convicción tan firme, que el protagonista tiente que ser un Perico de los Palotes cualquiera, y es más, tiene que seguir siendo un Perico de los Palotes, y terminar sien aún más Perico de los Palotes.
Es cierto que esto también sucede con el manga. Los protagonistas suelen ser colegiales, o oficinistas, que de hecho son los lectores más habituales de estas publicaciones. Sin embargo, estos personajes solamente son así en el punto de partida, pues una vez terminado el primer acto, suelen advertir que son una especie de elegidos, después de descubrir algún talento oculto que les permite hacer frente a las adversidades con las que van a tener que hacer frente.
En otras palabras, el autor de manga usa el recurso de la identificación con el lector solamente para llamar su atención, y luego hace gala de su profusa imaginación. Es más, la sociedad japonesa es tan compleja, que los que somos unos frikis en occidente, somos personas normales allá, lo que propicia que se produzcan mangas que ni siquiera buscan un primer contacto con el lector, identificándose con los personajes.
Y yo envidió a los mangakas por gozar de esta libertad creadora, una libertad que usé cuando era un escritor aficionado, y que ahora, que estoy luchando por ser profesional, tendré que dejar a un lado para poder seguir escribiendo.
Es una libertad que tuve cuando escribí "La Asesina Escarlata", porque, lo reconozco, es muy difícil que el típico Perico de los Palotes se identifique con una tipa maciza que posee ciertas habilidades para el combate, y que encima, viva aventuras fantásticas en otro planeta.