sábado, 16 de noviembre de 2013

Una novela de baúl.

Una novela de baúl es aquella obra que un escritor ha redactado en su juventud, solamente para pasar el tiempo, y que suele terminar guardada en algún baúl, o en el fondo de un armario. Este fenómeno sigue sucediendo, pero hoy en día, estos escritos de baúl cambian de nombre, y tendrían que llamarse novelas de disco duro.
"La Asesina Escarlata" es una de esas novelas, guardadas en el disco duro de mi ordenador, al no encontrar a ninguna editorial que se animara a publicarla.
Sin embargo, ahora que tengo cuenta en Amazon, la he desempolvado, corregií sus faltas (que seguramente todavía quedará alguna que otra errata por ahí) y la he publicado en formato de e-book.
Y otro de los cambios que tuve que realizar, fue cambiarle el nombre, porque inicialmente, se titulaba "Muerte Escarlata".
La anécdota que pretendo contar, es que esta novela fue enviada a una editorial especializada en ciencia ficción, siendo finalmente rechazada. Sin embargo, me llamó la atención que en ese mensaje de rechazo decía que mi novela se titulaba "La Muerte Escarlata", con la "La" al principio.
En aquel momento, no le dí ninguna importancia que se nombrara mal ese título, y lo achaqué al estress propio de un editor ocupado. Es más, lo que a mí me dolió de verdad, es que, una vez más, volví a ser rechazado por una editorial.
La cosa habría quedado allí, si no fuera porque uno o dos años después, paseando por delante de una de las tiendas de cómics de Santiago de Compostela, descubrí en su escaparate un libro publicado por esa misma editorial, con el título de "La Muerte Escarlata", y con el nombre de otro autor.
¡¿Qué era aquello?! ¡¿Acaso me engañaron los de la editorial?! ¡¿Alguien había plagiado vilmente mi obra y se estaba beneficiando de unas ventas que debían ser mías?!
Tras esos segundos de violencia mental, me serené y analicé la situación con frialdad. Ese libro era más gordo que el mío (a no ser que el tamaño de fuente de sus textos fuera exageradamente grande). Además, por la portada, pude deducir que se trataba de un relato sobre una pandemia con tintes apocalípticos, y no contaba las aventuras de una mujer maciza en un planeta lleno de alienígenas.
Obviamente, "La Muerte Escarlata", no era mi "Muerte Escarlata". Y después de hacer mis cálculos, deduje que el manuscrito de esa falsa impostora llegó a esa editorial, en la misma época que el mío. Así que adiviné, que para que estos editores no tuvieran problemas por publicar y promocionar dos novelas con títulos tan similares, rechazaron la mía, que es una novela corta, más bien de serie B, y se quedaron con la del otro autor, que era más extensa y puede que mejor desarrollada que la mía (a ver si un día escribo una novela así de gorda).
No obstante, hacer ese descubrimiento en el escaparate de la tienda de cómics, resultó ser una inyección de moral para un servidor, pues comprendí que era muy probable que mi "Muerte Escarlata" no fuera una novela tan mala como para ser rechazada por una editorial, y que tuvo la mala fortuna de competir con la del otro autor.
Así que ahora apuesto por ella, rebautizándola como "La Asesina Escarlata", para que haga las delicias del lector de ciencia ficción.

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